02 abril 2005

Acto 1º, escena 2ª

En la escena anterior, Doña Trenzas, una nueva rica, hortera de profesión, ha recibido una llamada de Don Ignacio, capo de la mafia siciliana en Outlook Exprés City.
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Bautistaaaaaa...! La puerta..! Corra a abrir la puerta, por Dios, que es Don Ignacio...! Vamos, vamos, vamosssssss..!
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Oh, Don Ignacio..! Cuánto honor..! Sea usted muy bienvenido. Pase, pase, por favor, está usted en su casa.
¡..........................!
Nada de eso, Don Ignacio. Lo que ocurre es que me mira usted con buenos ojos. Vamos que es usted de una amabilidad que tumba de espaldas.
¡..........................!
No, no, Don Ignacio, que era en sentido figurado! ¿Cómo voy a tumbarme de espaldas en la alfombra? ¿Qué diría el servicio?
¡..........................!
¿Que no le importa un comino el servicio? ¡Don Ignacio, usted no tiene ni idea de lo que cuesta encontrar buenos criados y hay que pagarles un ojo de la cara!
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Bueno, claro, visto de esa manera... Sí, si, ya sé que hay ojos de cristal baratitos y también sé que usted es siciliano y además un Don y la gente le sirve por la cara, pero yo solo...
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No, no creo que necesite un asesino a sueldo pero le agradezco la oferta. Bueno, pensándolo mejor, quizás...¿sabe?, hay un tal Bernardo que a veces se pone un pelín molesto... tendré en cuenta su oferta por si acaso.
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Agradecidísima, de verdad. Y es usted quién me ha honrado con su visita. ¿De veras no quiere pasar al saloncito para un refrigerio?
¿¿¿¿¿.........??????
¡No dispare, por favor, no dispare...! No he dicho nada de meterle en un refrigerador, se lo juro Don..! Un refrigerio es otra cosa, se lo juro, se lo jurooooooo...! Bautistaaaaaaaaaa..... llame a la policíaaaaaaa...!
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Primera edición, julio 2000

4 comentarios:

Trenzas dijo...

Continuamente. Es congénito, que no hereditario aunque es posible que sea contagioso. Ya te he avisado.
:)
Un besote amigo

Sherezada dijo...

Te he dicho, querida amiga, que tengas cuidado con esos Dones sicilianos. Ya ves, yo he invitado a uno hace un tiempo y por esas casualidades de la vidad le comenté lo mal que me caía la vecina de enfrente. Ahora no tengo vecina, y en realidad sí pareció un mero accidente. El problema es que no tengo a quién pedirle una tacita de azúcar...

Un beso
Sherezada

Trenzas dijo...

Cara amica: Ti he ditto troppísimas de veces que non debere parlare con gente non connosciutta. E alora come tu tendrai zúccero gratis, eh?
Porca miseria de bambina charlatana..!

(vale, vale, ya sé que mi italiano es horrible, pero que quieres si no lo he estudiado nunca)

Trenzas dijo...

Miguel, amigo, no te fíes de las aguas mansas. Nunca se sabe lo que ocultan.